¿El sol está causando el calentamiento global?

La cantidad de energía solar que recibe la Tierra ha seguido el ciclo natural de 11 años del Sol de pequeños altibajos sin aumento neto desde la década de 1950. Durante el mismo período, la temperatura global ha aumentado notablemente. Por lo tanto, es extremadamente improbable que el Sol haya causado la tendencia de calentamiento global observada durante el último medio siglo.

No. El Sol puede influir en el clima de la Tierra, pero no es responsable de la tendencia al calentamiento que hemos visto en las últimas décadas. El Sol es dador de vida; ayuda a mantener el planeta lo suficientemente cálido para que podamos sobrevivir. Sabemos que los cambios sutiles en la órbita de la Tierra alrededor del Sol son responsables de las idas y venidas de las edades de hielo. Pero el calentamiento que hemos visto en las últimas décadas es demasiado rápido para vincularlo a cambios en la órbita de la Tierra y demasiado grande para ser causado por la actividad solar.

Una de las pruebas irrefutables que nos dice que el Sol no está causando el calentamiento global proviene de observar la cantidad de energía solar que llega a la parte superior de la atmósfera. Desde 1978, los científicos han estado rastreando esto utilizando sensores en satélites, que nos dicen que no ha habido una tendencia al alza en la cantidad de energía solar que llega a nuestro planeta.

Una segunda prueba irrefutable es que, si el Sol fuera responsable del calentamiento global, esperaríamos ver un calentamiento en todas las capas de la atmósfera, desde la superficie hasta la atmósfera superior (estratosfera). Pero lo que en realidad vemos es un calentamiento en la superficie y un enfriamiento en la estratosfera. Esto es consistente con el calentamiento causado por una acumulación de gases que atrapan el calor cerca de la superficie de la Tierra, y no porque el Sol “caliente más”.

El principal motor del cambio climático es el efecto invernadero. Algunos gases de la atmósfera terrestre actúan de forma parecida al cristal de un invernadero: retienen el calor del sol e impiden que escape al espacio, provocando así el calentamiento global.


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